Nací en Galicia (España), muy cerquita del mar. Fui hija única y pasaba mucho tiempo sola, en mi mundo. Así que, cuando estaba con otras personas, me encantaba escucharlas, para conocer y entender sus mundos.
Esta pasión me acompañó toda la vida.
Con el paso de los años, fui descubriendo mi amor por la Filosofía. Me fascinaba la lectura de autores como Erich Fromm, Nietzsche, Khalil Gibran, Herman Hesse… Así que me animé a estudiar la carrera, pensando que allí encontraría la respuesta a mis preguntas más profundas, que encontraría el sentido de mi vida.
Pero nada más lejos de la realidad.
A los 20 años me sentía muy decepcionada con todo, la carrera, el sistema, el mundo entero. No entendía nada: nos estábamos cargando el planeta, torturábamos animales no humanos para nuestro consumo, problemas sociales y políticos de todo tipo… y luego las miserias personales: discusiones, ruptura de relaciones, problemas económicos, soledad, enfermedades, etc.
¿Quién no ha sufrido en esta vida?
Percibía el mundo como un auténtico caos sin sentido y yo no podía hacer nada para cambiarlo. Pero creía que podía ayudar a que las cosas mejoraran, así que participé y organicé diferentes colectivos, además de intentar llevar una vida lo más ecológica posible.
Poco a poco me fui dando cuenta de que en el mundo pasaban cosas terribles, pero también cosas maravillosas. Empecé a tomar conciencia de que nuestra realidad es dual, por tanto siempre existirán las dos caras de la moneda, al igual que en nosotras mismas. Sin la tristeza, no podríamos saber lo que es la alegría. La una existe gracias a la otra.
Con el tiempo llegué a cumplir mi gran sueño , que era hacer un proyecto de eco-aldea en la montaña. Y es aquí, en la montaña, hace más de 10 años, cuando mi vida da un giro de 180 grados.
Un gran amigo vino a visitarme y me habló de la BioNeuroEmoción® (en aquel momento aún era Biodescodificación) y comencé a ver vídeos de charlas y seminarios de Enric Corbera. Todo lo que decía este gran hombre tenía muchísimo sentido para mi, encajaba perfectamente con lo que yo pensaba y sentía desde hacía muchos años, quizás toda la vida.
Empecé a entender que si cambiaba mi visión del mundo, mi mundo cambiaría. Y así fue. Asistí a varios acompañamientos de BioNeuroEmoción® y me di cuenta de patrones que repetía, de para qué vivía ciertos conflictos, de dónde venían ciertos bloqueos y un largo etcétera.
Poco a poco mi vida empezaba a cambiar, hasta me dio un empujoncito para que el cambio fuese más rápido, y…
¿Cómo lo hizo?…
Pues regalándome una de esas crisis existenciales originada por algo que no te esperas, que te entristece profundamente y pone tu vida del revés… cuando de repente, todo tu mundo se desmorona…
Echando la vista atrás, te aseguro que esa crisis fue lo mejor que me ha podido pasar.
Seguí trabajando en mi cambio de visión, en mis tomas de consciencia, “redirigiendo” mi vida y pasando a la acción, tomando decisiones (algunas no fueron fáciles) y poco a poco mis problemas se fueron disipando, comenzando a sentirme más realizada, motivada, coherente y en paz… en definitiva, más libre y feliz.
Es en el 2016 cuando realizo mi formación como Acompañante en BioNeuroEmoción®, pues quería trabajar y profundizar en mí, para más tarde poder acompañar a otras personas en su camino de autoconocimiento, sanación y liberación.
Ahora, tras 7 años acompañando a cientos de personas, puedo asegurarte que, una sola sesión, puede cambiar tu Vida.